lunes, junio 01, 2009

La responsabilidad propia y de los padres en la educación escolar

El debate sobre la educación escolar en Chile es de larga data. Probablemente no se limita a nuestro país sino que es transversal entre los países, dadas las expectativas que despierta en la población al permitir inferir la "calidad" de los futuros adultos del país.

Es uno de los ítems más criticados de las políticas públicas, pero eso no significa que la educación privada esté en muy buen nivel; de hecho, las pruebas internacionales son categóricas al compararnos con países con perspectivas de crecimiento.

El punto es el siguiente: en nuestro país es usual presentar la calidad de los profesores y de los establecimientos (que incorporan los programas educativos y lo anexo) como los responsables absolutos de la mala calidad de la educación escolar. Lo anterior se acentúa particularmente respecto de los colegios públicos. Yo creo que una gran cuota de la culpa se la llevan esos dos actores pero, ¿qué pasa con la responsabilidad de los padres y de los alumnos?

Los responsables, en última instancia, de la educación de los hijos son los padres, sobre todo al comprender esta un conjunto de aprendizajes mucho más amplio de los que se pueden adquirir en el colegio. Por otra parte, los alumnos juegan un rol fundamental al ser ellos los que deciden si aprenden los contenidos enseñados. Mas, ¿se ha alzado alguna voz frente a aquellos padres que creen comprar un producto terminado al enviar los hijos al colegio y que se desentienden de sus responsabilidades? ¿Cómo esperar comprensión de lectura si los niños pasan más tiempo idiotizándose frente a la TV que leyendo o pensando? ¿Cómo esperar disciplina y esfuerzo de un niño que no se le exige cumplir con sus deberes? ¿Cómo salir a protestar por mayor calidad de la educación si se pasa más tiempo chateando, o en Facebook, que estudiando?

Aquellos que creen que la educación se compra (tanto lo haga el estado como privados) y que el estudiante por "osmosis" la absorberá están profundamente equivocados. Es una visión en extremo simplista que pretende convertir en fácil y sencillo aquello que es difícil y complejo. Acaso se asemeja a aquellos que pretenden conseguir buen estado físico ingiriendo pastillas o brebajes mágicos en vez de alimentarse sanamente y hacer ejercicio.

En definitiva, la postura reinante coincide con la mentalidad chilena que se ha ido desarrollado en los últimos tiempos; de que nada requiere realmente un esfuerzo y todo se puede conseguir fácilmente. Así es como es más fácil protestar que proponer, hacer huelga que trabajar, exigir aumento de sueldo (o bonos) antes que ganárselo, educación antes de estudiar. En esa línea están las ideas de algunos que creen que todo debe ser lúdico y entretenido, así como un mundo Bilz y Pap permanente sin esfuerzo, sufrimiento ni dolor; necios o ingenuos.

Así, el próximo pingüino que se atreva a levantar la voz, más le vale que tenga un rendimiento excelente, o su opinión quedará deslegitimada al instante. Y al apoderado que se atreva a exigir calidad al colegio de su hijo, (más aun si no paga por él) que demuestre que vela por la educación de su hijo en la práctica.

Entonces, menos TV y más libros, a ver si de una vez llegamos a ser un país desarrollado por nuestro propio mérito y dejamos de echarle la culpa a los otros. Es una de las malas costumbres que hemos copiado de los argentinos.

4 comentarios:

Catalina Larrain G dijo...

Si somos consecuentes con la verdad: "los primeros responsables de la educación de los hijos son los padres", el artículo escrito tiene toda la razón y en Chile se usa mucho echarle la culpa al empedrado y no hacerse cargo de lo que a cada uno le toca.

Por otro lado también es cierto que a los padres les falta educación y que la brecha que se produce en términos académicos, en especial en sectores de menores ingresos, es alta. Eso dificulta mucho el que ellos puedan apoyar a su hijos en los estudios y más bien se marginan por un tema de orgullo y autoestima.

Los padres tienen que creerse el cuento que por su sola condición de padres, tienen mucho que aportar a su hijos, a través del ejemplo, del ambiente físico y emocional, de las expectativas (está demostrado científicamente que a los niños que sus padres les han explicitado las altas expetativas de éxito en los estudios, les va mejor).

Unknown dijo...

Es muy cierto lo que dice Germán. En How do parents matter? un paper muy interesante que toca este tema, se dice que es una relación de 14 a 1 los resultados en mejorías en la educación que se producen al invertir la familia en comparación a los establecimientos educacionales. Ahora, creo que antes de comenzar a decirle a la padres que mejoren en este sentido, recordemos que la educación estatal es muy poco lo que pueden los padres elegir. Es por eso que necesitamos una educación pública más libre, en que se usen vouchers para que los padres puedan realmente elegir el colegio al cual meten a sus hijos, e influenciar realmente en ello. Exigirle a los colegios que se benefician con tales vouchers que fiscalicen la participación de los padres, y que si lo hacen se les premie. Financiemos y demos más beneficios a los colegios que cumplen con esto. Saludos

Anónimo dijo...

Un buen aporte, gracias por participar dando un punto de vista que me parace muy valioso.

Me gustaria ver mas comentarios, sobretodo los que plantean una posicion diferente.
Eso nos ayudaria a educarnos nosotros mismos en la discusion de ideas, sobre este tema tan trascendente.

JLH dijo...

Aunque soy defensor de que el papel de los padres es clave en la educación de los hijos, creo que hay un punto que hay que considerar.

Es necesario hacer un alcance para Chile; aunque internacionalmente el "efecto hogar" (existencia de libros, preocupación de los padres, ambiente apropiado) puede explicar casi un 60% del rendimiento de un alumno, no todos los estudios lo avalan como un factor determinante (Gallego 2002, 2006). Además, es importante notar que en el primer quintil es dificil asegurar un entorno apropiado, un acceso a libros y una preocupación adecuada de los padres, por lo que enfatizar en el rol de los padres sería un factor más para agrandar la brecha de la ecuación en Chile. Más difícil aún cuando consideramos la gran cantidad de hogares monoparentales existentes en el país (alrededor del 25%), los cuales prácticamente impiden contar con los padres como apoyo al alumno, sobretodo en los primeros quintiles.

Si bien la implementación de la Jornada Escolar Completa intenta suplir esta carencia de infraestructura en el hogar, debemos mirar hacia un suministro más variado, enriquecedor y entretenido de estos "factores clave", que reemplacen una Jornada Escolar Completa que nos genera alumnos aburridos y poco motivados en la sala de clases.